viernes, 19 de octubre de 2007

DEPRESIÓN

Enric Berenguer señala:

Es llamativo que, en no pocos casos que se presentan como depresión, el psicoanálisis tenga un determinado efecto terapéutico particularmente rápido. Esto sucede incluso con pacientes que fueron objeto de tratamientos farmacológicos durante años y que asumieron el diagnóstico de "depresión crónica". En la relación con el paciente deprimido tiene un papel crucial lo que llamamos "rectificación subjetiva": en determinados momentos, al principio o al final de un tratamiento, situamos al sujeto frente a su deseo y su goce, permitiéndole ver que, allí donde él se queja de un destino injusto, se trata de las consecuencias de sus propias elecciones. Una vez situada cierta modalidad de goce e indicadas las vías por las que sus consecuencias se imponen para el sujeto, le queda la posibilidad de hacerse responsable de él.
Si esta operación puede ser particularmente eficaz en un deprimido, es porque éste se presenta ya en una posición extrema. Ha retrocedido en lo referente a su deseo hasta el límite de no reconocerlo en absoluto, pero en este paso se ha quedado sin el último muro que lo separaba de un goce, muchas veces mortífero, frente al cual permanece ahora en una posición de profundo estancamiento. Esta renuncia tan completa deja al sujeto particularmente alejado de los recursos significantes que deberían permitirle una verdadera subjetivación. No se trata de que no sea capaz de hablar de lo que le sucede, pero muchas veces sus palabras son el soporte vacío de una queja sin fin, repetida, en la que no hay en verdad la menor elaboración posible. Este horizonte de palabra vacía, paradójicamente, es un terreno sobre el cual la intervención del analista, si encuentra como apoyo un significante que puede apuntar certeramente al goce fantasmático que está en juego, puede tener efectos importantes.

1 comentarios:

revolucion alamente dijo...

Siempre he entendido la rectificacion subjetiva analoga al director de una pelicula quien saca el maximo provecho de una escena incluyendo varios planos y tomas desde diferentes angulos para ir constituyendo su historia.

El Analista, creo, en el caso de una depresion, podría estar contando con una ventaja, que es el deseo por parte del paciente de curarse(en los casos en que viene por su propia cuenta a consultar), un deseo que es de gran importancia tomando en cuenta que el depresivo, como dice el articulo,"Ha retrocedido en lo referente a su deseo hasta el límite de no reconocerlo en absoluto", por lo que esto es ya un gran paso.

En clase escuche -yo pienso devido a lo anterior- que la depresion facilitaba el establecimiento del SSS, lo cual junto a un apoyo firme, servirìa de entrada para acompañar el dolor de una forma adecuada, y asi, luego, establecer la transferencia e intervenir de manera mas profunda.

Tomando en cuenta que "situamos al sujeto frente a su deseo y su goce, permitiéndole ver que allí donde él se queja de un destino injusto, lo que hay son las consecuencias de sus propias elecciones", podemos ir mas alla de la representacion que trae el sujeto ("ir mas alla de los afectos"), la cual esta realizada en un solo plano difuso, y poner al sujeto como protagonista en primer plano, eso si con precausion, el articulo dice "el Situar la implicación de goce supone situar la culpa, por supuesto, pero esto es algo muy distinto que culpabilizar". Esto ultimo lo dejo abierto, ya que no me queda claro ¿cual es el grado de responsabilidad que no hace sentir culpable a una persona?

CASO
"Efecto fulminante"

Un hombre había mencionado en diversas ocasiones escenas en las que él parecía constituirse, en su dolor y en su fracaso total, como un reproche viviente frente a distintos partenaires: sus padres, su exmujer, su hija, una mujer que se ha acercado a él con intenciones manifiestamente amorosas. En un momento dado, comenta que le ha dicho a ésta última que está pensando en suicidarse mediante el método de ahorcarse. Luego menciona el dolor y el estupor de esta mujer frente a su brutal confesión.

La intervención del analista consiste en hacerle ver que este hacer daño al otro exponiendo impúdicamente su desgracia no es un dato accesorio, sino que hay algún tipo de satisfacción implicado, satisfacción que sin duda tiene algo de cruel.

El paciente enmudece y protesta débilmente antes de marcharse. En la siguiente cita, testimonia de la rabia que había sentido ante la intervención del analista, pero dice que al poco rato su rabia había dado paso a un alivio enorme, al mismo tiempo que se hacia en él la luz sobre una implicación hasta ahora desconocida en los males que lo aquejaban.